Reinaldo Cedeño Pineda
(Intervención en la Asamblea de la UPEC: Unión de Periodistas de Cuba de Santiago de Cuba. Salón de los Vitrales, Plaza de la Revolución, 5 de mayo de 2008)
La identidad es una síntesis de factores sicosociales, regionales, raciales y otros. A esa identidad se le sirve desde su diversidad y multiplicidad, y todo aquello que la quiebre es un veneno al alma de la nación.
La necesidad de suministrar a la nación referentes no capitalinos, se presenta hoy como un imperativo de nuestros medios, de manera tal que sirva de acicate a la unidad del país y refuerce el tejido espiritual de una sola nación, a la que los medios andan secuestrándole una parte.
Los breves espacios de un noticiero no alcanzan a reflejar el rico espacio multicultural de Cuba adentro. Las manifestaciones de discriminación, lesivas, veladas o explícitas en nuestros medios, deben ser objeto de análisis serio, sin reticencias, sin invisibilidades, sin minimizaciones.
El abuso de los patrones capitalinos que suplantan a los nacionales, los arquetipos permitidos, alentados o disfrazados que se burlan de los orientales, debían ser objeto de análisis.
La cobertura final de la Serie Nacional de Béisbol, la realización televisiva pálida, paupérrima en el Capitán San Luis, en el juego final que ganó Santiago de Cuba, debía ser objeto de análisis. ¿Será acaso una manifestación de esa discriminación?
El programa 23 y M (Canal Cubavisión, TV Cubana) que ridiculizó a la policía, y lo hizo doblemente, cuando uno de los invitados afirmaba que el policía seguramente era santiaguero, debía ser objeto de análisis.
El humor que toma como blanco −como espalda para el látigo−, la procedencia oriental, debía ser objeto de análisis.
Propongo repensar el espacio visual y radial cubano, que la realidad de las provincias sea abordada desde las provincias. No de vez en cuando, no con un programa colonizador de la “televisión nacional” que llegue desde la capital, no una oportunidad, no de festival en festival, no un “chance”; sino un espacio cotidiano, con una planificación cotidiana.
Haberse llevado la imagen de Tele Rebelde desde Santiago de Cuba fue, a la larga, una catástrofe, una sinrazón.
Pienso que es hora de que uno de los canales de la televisión sea una ventana a las provincias, y de esa manera se convierta realmente en reflejo del habla, la idisiosincracia, las calles, los personajes de estos sitios de Cuba, lo que legitimaría el hacer de esos lugares, otorgándoles el prestigio que se merecen.
El caso de la radio es igual. Se impone la necesidad de que una emisora nacional parta de un sitio fuera de la capital. El éxodo de artistas de las provincias, de la población en general hacia la capital, también pasa por eso.
La imagen y el espacio cubano, es una vieja deuda de los medios. Y creo que es hora de repensarlo desde la crítica, desde la acción y desde el argumento. Y es que Santiago de Cuba, Las Tunas o Baracoa…. también son de todos los cubanos.
Son estas de las cosas que hay que cambiar, que deben ser cambiadas.
NOTA (El término oriental empleado en este artículo se refiere SOLAMENTE a los habitantes del Oriente de Cuba)
(Intervención en la Asamblea de la UPEC: Unión de Periodistas de Cuba de Santiago de Cuba. Salón de los Vitrales, Plaza de la Revolución, 5 de mayo de 2008)
La identidad es una síntesis de factores sicosociales, regionales, raciales y otros. A esa identidad se le sirve desde su diversidad y multiplicidad, y todo aquello que la quiebre es un veneno al alma de la nación.
La necesidad de suministrar a la nación referentes no capitalinos, se presenta hoy como un imperativo de nuestros medios, de manera tal que sirva de acicate a la unidad del país y refuerce el tejido espiritual de una sola nación, a la que los medios andan secuestrándole una parte.
Los breves espacios de un noticiero no alcanzan a reflejar el rico espacio multicultural de Cuba adentro. Las manifestaciones de discriminación, lesivas, veladas o explícitas en nuestros medios, deben ser objeto de análisis serio, sin reticencias, sin invisibilidades, sin minimizaciones.
El abuso de los patrones capitalinos que suplantan a los nacionales, los arquetipos permitidos, alentados o disfrazados que se burlan de los orientales, debían ser objeto de análisis.
La cobertura final de la Serie Nacional de Béisbol, la realización televisiva pálida, paupérrima en el Capitán San Luis, en el juego final que ganó Santiago de Cuba, debía ser objeto de análisis. ¿Será acaso una manifestación de esa discriminación?
El programa 23 y M (Canal Cubavisión, TV Cubana) que ridiculizó a la policía, y lo hizo doblemente, cuando uno de los invitados afirmaba que el policía seguramente era santiaguero, debía ser objeto de análisis.
El humor que toma como blanco −como espalda para el látigo−, la procedencia oriental, debía ser objeto de análisis.
Propongo repensar el espacio visual y radial cubano, que la realidad de las provincias sea abordada desde las provincias. No de vez en cuando, no con un programa colonizador de la “televisión nacional” que llegue desde la capital, no una oportunidad, no de festival en festival, no un “chance”; sino un espacio cotidiano, con una planificación cotidiana.
Haberse llevado la imagen de Tele Rebelde desde Santiago de Cuba fue, a la larga, una catástrofe, una sinrazón.
Pienso que es hora de que uno de los canales de la televisión sea una ventana a las provincias, y de esa manera se convierta realmente en reflejo del habla, la idisiosincracia, las calles, los personajes de estos sitios de Cuba, lo que legitimaría el hacer de esos lugares, otorgándoles el prestigio que se merecen.
El caso de la radio es igual. Se impone la necesidad de que una emisora nacional parta de un sitio fuera de la capital. El éxodo de artistas de las provincias, de la población en general hacia la capital, también pasa por eso.
La imagen y el espacio cubano, es una vieja deuda de los medios. Y creo que es hora de repensarlo desde la crítica, desde la acción y desde el argumento. Y es que Santiago de Cuba, Las Tunas o Baracoa…. también son de todos los cubanos.
Son estas de las cosas que hay que cambiar, que deben ser cambiadas.
NOTA (El término oriental empleado en este artículo se refiere SOLAMENTE a los habitantes del Oriente de Cuba)
1 comentario:
Una vez escuché en la tele un comentario de una actriz que me dejo pasmada .La chica habia trabajado en una telenovela donde habia encarnado a una oriental que cuidaba bolsos en una TRD , arribista , soplona , de mala entraña , y cuanto defecto se le pudo ocurrir a los guionistas. Ella decia que le habia costado mucho meterse en la piel del personaje , porque como los orientales hablaban mal , y ella tenia un lexico impecable ....Lo curioso es que esta joven , decia sentirse muy orgullosa de oir en la calle frases que ella le habia incorporado a su personaje.
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